miércoles, 22 de julio de 2009

Políticos billonarios

En las pasadas elecciones intermedias del 5 de julio el voto nulo emergió como un fantasma temerario y puso en ascuas a la clase política quien tuvo que enfrentarse en las aulas de la nación con una papeleta de reprobada.
En un acto inédito los ciudadanos del país acudieron a las casillas a nulificar a todos los candidatos de todos los partidos. Y no es de sorprenderse que el hartazgo finalmente haya encontrado una manera de demostrarse, pues es de considerarse injusto que los ciudadanos tengan que financiar los lujos de los dirigentes y las tronadoras campañas con que el PRI, por lo menos, tiende a cosechar sus votos.
Al finalizar este año los ciudadanos habrán destinado a los partidos políticos más de tres billones de pesos para sufragar gastos ordinarios, de campaña y actividades específicas y muchas personas se preguntan si lo que reciben a cambio justifica dicha erogación.
La incapacidad que han demostrado los funcionarios en cuanto a las finanzas públicas ha sido notoria. Gran parte de su atención la han destinado a las rencillas políticas y a defender sus nichos de poder.
El PRI, cuyo discurso en campaña es netamente populista, se transversa y da un giro a la derecha al alcanzar el poder. Parece que al ascender se está tan arriba que es casi imposible mirar lo que está abajo. Entonces los obreros y campesinos, las bases trabajadoras pasan a ser un piso que puede aguantarlo todo, incluso los tropeles enloquecidos de las fisuras financieras derivadas de los errores de ese gobierno que finalmente, gane quien gane suele ser el de magnánimos empresarios y funcionarios delirantes.
De allí viene el hartazgo. De un ciclo que parece no pararse nunca, de un país que desconoce otras alternativas que no sea el esperar, el tener fe, el creer que éste sí.
En Ahome el día electoral se llevó a cabo en relativa calma, pero también en relativa calma la ciudadanía expresó su cansancio. Menos de la mitad de la población capaz de votar salió a las urnas. Este garrote de descontento echó fuera del escenario al Partido Social Demócrata –PSD-, cosa que provocó un respiro de alivio.
Habrá que ver si la táctica del voto nulo se convierte en la voz que, sin palabras, manifieste una nueva manera de elegir los gobiernos y gobernantes.